jueves, 30 de mayo de 2013

cupcakes de queso curado y membrillo (Cuqui o no cuqui? that´s the question)

 



     

  En un paseo por la blogsfera gastronómica es fácil darse cuenta de que hay dos corrientes bien definidas:

  La de las cuquis y la de la de los anticuquis, dicho sin acritud ninguna ni lo uno ni lo otro.

  La primera es aparentemente muy femenina (de niñas, vamos) y marcadamente esteticista, de una corrección que podríamos llamar ñoña. 


  La segunda, se caracteriza principalmente por el odio a la otra, aunque también tiene intenciones tan estético-pedantes como la otra, y alguien muy malpensado podría decir que peca de una misoginia tremenda, independientemente del género de su autor.

  Los cupcakes son el máximo exponente de la primera y su sola mención produce una urticaria rabiosa a los anti-malenis.

  Yo reconozco que no tengo nada en contra, me parecen graciosas esas mini tartas tan coquetas que pueden ser deliciosas. Me parece demagógico acusarlas de artificiales, pueden hacerse tan naturales como queramos, sólo son tartas en miniatura... no el fin de la civilización!

  Así que hoy me descuelgo con una receta de un cupcake sólo apto para adultos, con una combinación tan infalible como es el queso (curado, of course) y el dulce de membrillo, el mío era un regalo, pero os recomiendo la receta de O garfelo, sencilla y deliciosa. 

   Como creo que el cupcake tiene un libro de estilo muy claro, y aunque el sabor a quesazo no acaba de ser mega-cuqui, he optado por darle un look de manual: copete de icing, sprinkels su perlita y su corazón... una monada, oiga! Así, el factor sorpresa al morderlo está garantizado.  Los encuentro super ideales para reuniones tipo amigotes viendo una final Madrid-Barsa.


  He usado la receta de bizcocho de zanahoria que usé en la receta de cupcakes de moras, pero sin las moras, que me parece insuperable, y en lugar de buttercream, que me resulta más empalagoso he hecho la crema de mantequilla de Biscayenne, con un poco más de almíbar para que quedase más cremosa. 
    

Cupcakes de queso y membrillo


Para el icing de queso 
 200 g de mantequilla en pomada 
 3 yemas 
 200 g de azúcar 
15o ml de agua
1 tarrina de crema de queso curado
    
   Hacer un agujero como se ve en la imagen en cada magdalena y rellenar con el dulce de membrillo que previamente habremos licuado calentandolo y añadiendole un poco de agua, hasta que tenga la textura de una mermelada  no muy espesa, se trata de que empape un poco el bollo.


  Con el azúcar y el agua preparar un almíbar a punto de hebra floja.
  En un bol, batir las yemas e ir echando el almíbar en un chorro fino sin parar de batir, para que el huevo no se cuaje. Volver a poner al fuego, removiendo sin parar hasta que espese como unas natillas ligeritas.
  Dejar enfriar y incorporar la crema de queso, en mi caso con media tarrina me pareció suficiente,  después la mantequilla, mezclando con el batidor hasta que al pasar un tenedor deje surcos.
  Coronar la magdalena con el icing, dandole el acabado mas cursilón posible y disfrutar.
  Nota: La crema de mantequilla es deliciosa, pero no puede dejarse fuera del frigo por el tema yema, y tiende a endurecerse si se refrigera por lo que es mejor cubrirlas justo antes de comer... pero vale la pena!




domingo, 19 de mayo de 2013

Buey de mar a la sidra (Superheroes de barrio)

        Yo tengo un superpoder, como Superman, Spiderman o Batman... Bueno como Batman no, que el pobre sólo tiene lo que se puede comprar, ji,ji.


   Con mi superpoder no puedo salvar el mundo, pero casi. Consiste en seducir a cualquier pescadera de la península, porque en Portugal también me funciona. Yo llego de nuevas a una pescadería y pido chipirones y la pescadera con un guiño me dice "¿Por qué no te llevas hoy...bacalao?" "Bacalao?" pregunto yo y ella me dice "Mejor". Descartados los chipirones.


   O le digo "¿Qué tal salen los mejillones?" y ella a lo loco me suelta "Bien... pero llévate estos de roca y te los pongo al mismo precio". Y los mejillones buenísimos, no penséis que me dio gato por liebre.
  Amén de la cascada de "guapa, preciosa, princesa" que me cae, que me voy para casa mas hinchada que un pavo.
 Pero no es todo tan fantástico, este superpoder me funciona a la inversa con las peluqueras... menos mal que luego me suben la autoestima con el atún.


  Gracias a mi identidad secreta de heroína del mercado consigo siempre los mejores bueyes y centollos, llenos de huevas y con más carnes que Jennifer López.
  La siguiente receta se puede hacer con cualquiera de los dos, pero yo tengo debilidad por las pinzas del buey, así que elegid lo que más os guste y servirlo con bien de pan para untar.



 Buey de mar a la sidra
1 buey cocido (Pedid Hembra)                                   
1 cebolla pequeña
1c.s. de mostaza
1 vaso de sidra
Perejil, pimienta
50 gr mantequilla
2 dientes de ajo
2c.s. concentrado de tomate o 4 de tomate frito

  Se retiran las patas y se reservan. Sobre un plato, para recoger el líquido que salga de rompe la concha por la parte de abajo con la mano de un mortero, teniendo cuidado de vaciarla de forma que quede como un cuenco. La lavamos bien con un cepillo y reservamos.
   Desechamos los "dedos de los muertos" (Bonito nombre, eh?)que son unas partes como conos alargados y blandos de color gris y en un bol ponemos el coral, de color rojo y toda la carne blanca que podamos sacar. Si no tenéis instrumento propio una aguja de ganchillo os servirá.
   Colamos el líquido que haya podido quedar en el plato sobre la carne y reservamos.
   En una sartén fundimos la mantequilla, cuando empiece a hacer espuma pochamos  la cebolla muy picada y cuando esté transparente añadimos el ajo, el perejil, ambos picados, la mostaza y el tomate. Removemos un par de minutos y añadimos la carne.
Removemos 4 min mas y añadimos la sidra.
  Dejamos reducir a fuego medio unos 10 min, hasta que tenga textura de paté.
  Rellenamos la concha y refrigeramos hasta la hora de servir.
  Otra opción es espolvorearla con una mezcla de ajo,  perejil, pan rallado y mantequilla y gratinar.